A pesar de los significativos avances en la inclusión y la diversidad en los entornos laborales, la discriminación basada en el cabello sigue siendo un obstáculo considerable para muchas mujeres negras. Esta forma de prejuicio, apoyada tanto por estudios recientes como por experiencias personales, resalta la imperiosa necesidad de implementar cambios.
El cabello afro-texturado es frecuentemente objeto de estereotipos y estigmas en muchos lugares del mundo. Aunque existen leyes que buscan proteger contra este tipo de discriminación, como el Acta CROWN en los Estados Unidos, que impide la discriminación por textura del cabello y estilos protectores como trenzas, giros y locs, la realidad es que no todos los estados la han adoptado aún. Esto subraya un desafío significativo: la ley ayuda, pero su alcance sigue siendo limitado.
Un estudio realizado en 2023 por CROWN Workplace Research ilustra la profundidad del problema. Al encuestar a casi 3,000 mujeres, descubrieron que el cabello de las mujeres negras tiene muchas más probabilidades de ser visto como no profesional. Muchas de estas mujeres se sienten obligadas a alisar su cabello para entrevistas de trabajo, y algunas incluso han sido enviadas a casa desde sus empleos por cómo llevaban el cabello. Sorprendentemente, un número considerable cree que su cabello fue un factor para no ser contratadas.
Además de los obstáculos profesionales, los estándares de belleza eurocéntricos pueden tener consecuencias dañinas para la salud. El uso frecuente de productos químicos para alisar el cabello se ha vinculado con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer. Esto plantea un dilema difícil para aquellas que desean evitar estos químicos pero también temen la discriminación en el trabajo.
Las experiencias personales como la de Donna Dockery, una psicóloga clínica que tuvo que elegir un peinado "adecuado" para sus fotos profesionales, son un testimonio del alcance del problema.
Para realmente abordar este sesgo capilar, es esencial que los líderes organizacionales adopten medidas proactivas. Estas incluyen educación continua sobre la discriminación capilar y texturismo, facilitada por expertos y mediante materiales que reflejen una diversidad de texturas de cabello. Es igualmente crucial fomentar un ambiente donde los empleados puedan compartir abiertamente sus experiencias con el sesgo capilar, ayudando a iluminar y abordar las sutilezas de esta forma de discriminación.
También es importante que las políticas de apariencia en el lugar de trabajo sean objetivas y revisadas regularmente para asegurarse de que no perpetúan la discriminación, incluso de manera indirecta. Esto podría incluir el uso de evaluaciones basadas en competencias claras en lugar de percepciones subjetivas durante los procesos de contratación y promoción.
El camino hacia un entorno laboral verdaderamente inclusivo donde se valore a las empleadas por sus habilidades y contribuciones, y no por su apariencia, empieza en el proceso de selección de personal, gracias a herramientas como BlindStairs puedes implementar los CV ciegos en tu empresa en menos de 5 minutos.
Fuente: How Hair Discrimination Affects Black Women at Work. Harvard Business Review